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Vamos a ver cuales son los cambios que pretende introducir para transformar la asignatura en Educación Cívica y Constitucional. (Información extraída de El País)
- Homosexualidad. Elude la referencia a los afectos y las emociones o a las relaciones entre hombres y mujeres. Borra un párrafo completo sobre el aprendizaje de “la valoración crítica de la división social y sexual del trabajo y de los prejuicios sociales racistas, xenófobos, antisemitas, sexistas y homófobos”. La alternativa se centra en “la familia en el marco de la Constitución Española”, la noción de la ciudadanía o “los criterios jurídicos de adquisición de la nacionalidad española”.
Sin duda es muy importante enseñar a nuestros jóvenes que la familia es aquella compuesta por mamá, papá y sus niños, que bobada es esa de que dos personas del mismo sexo deseen estar juntas, por ello no les vamos a inculcar el rechazo absoluto a la discriminación o la homofobia, mejor que aprendan que es una familia como "Dios manda". Una gran lección de vida señor Ministro.
- Desigualdades. Educación para la Ciudadanía se concibió, entre otros aspectos, para enseñar a los alumnos a argumentar opiniones y juicios de forma razonada “con una actitud de compromiso” para mejorar la realidad. Este entrecomillado se elimina, igual que el que entendía los derechos y deberes humanos “como conquistas históricas inacabadas”. También desaparece la referencia a la “compensación de las desigualdades” o “el rechazo de las discriminaciones provocadas por las desigualdades personales, económicas o sociales”. Frente a ellas, se propone una visión más institucional y genérica, con epígrafes como “el deber de transparencia en la gestión pública”, “el Parlamento”, “las elecciones” o “la opinión pública”. Elimina la referencia a “riqueza y pobreza” o “la falta de acceso a la educación como fuente de pobreza”.
¿Solo a mí me parece que esta reforma es absurda? Es una tremenda ironía que precisamente se incluya el deber de transparencia en la gestión pública cuando estamos en pleno bombardeo informativo de escándalos en las administraciones públicas. Por no hablar de la supresión del epigrafe que aborda la falta de acceso a la educación como fuente de pobreza. Es una vergüenza que la educación de nuestros jóvenes se utilice como adoctrinamiento político.
- Terrorismo y nacionalismo excluyente. Los alumnos ya no centrarán su aprendizaje en la existencia de un “mundo desigual”, sino que abordarán conflictos del mundo: terrorismo, fanatismo religioso, estados fallidos o los “nacionalismos excluyentes”.
Otra gran bombilla encendida. Es más valioso enseñar quienes son los buenos y los malos que analizar la situación crítica en la que se encuentran millones de personas... ¡Pero que más da! Están a miles y miles de kilómetros de aquí, juzguémosles es más sencillo.
- Economía. El bloque que estudia las sociedades democráticas del siglo XXI incluye un epígrafe nuevo sobre “la dimensión económica de la sociedad humana”. Alude a las libertades políticas y económicas y al papel “de la iniciativa económica privada en la generación de la riqueza y el fomento del espíritu emprendedor”.
- Propiedad intelectual. Tras la polémica por la llamada Ley Sinde, cuyo reglamento vio la luz con el PP, el temario incluye el concepto de “respeto a la propiedad intelectual”, además de otras propuestas como la gestión de desechos, preservación del patrimonio, la contaminación acústica o los deberes hacia la naturaleza y el medioambiente.
El propio lector podrá sacar sus conclusiones sobre esta nueva reforma, pero desde luego una servidora no deja de considerarla un verdadero escándalo en el que se favorecen mentalidades fundamentalistas frente a principios democráticos.
Isabel M. Gaspar Calero
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